Nooo.... sonaba con profunda tristeza y negación la voz de María. La noche era oscura y el viento soplaba muy fuerte, tanto, que podía arrancar los gajos de los árboles. De pronto se sintió tan vacía, tan llena de nada. La luna observaba seria, la luna no lo sentía ni un poco. Él daba su último esfuerzo perdido en la nada. Mientras, todo lo que había sido para ella una historia perfecta había terminado en el último intento. Eran las ocho de la mañana . Se la veía caminar por la calle, alegre, llena de vida y llena de esperanzas. Su sonrisa era como una luz brillante en la oscuridad, sus ojos llenos de magia. Todos la miraban con gran asombro al ver aquella muchacha y que una vez había sido una niña triste y solitaria, convertirse en una caja llena de alegrías y fantasía. El piso se veía mojado pero el sol estaba allí; las pobrezas de todos los días, las enfermedades, el vicio, el poder. Pero ella solo pensaba en una cosa, en nada. Se sentía feliz y nada lo podía cambiar. De pronto se detuvo, y abrió una portera de madera vieja, pintada de azul, llegó saltando; se paró frente a la cama y suspiró luego se dejó caer por el peso de su cuerpo. Lo miró y le sonrío toda su alegría se resumía en aquel intercambio de miradas. Rato después se retorcía de dolor, cualquier persona que hubiese visto aquella situación habría entrado en pánico.
Pero aún así, aún teniendo marcas en su espalda ella se sentía feliz y afortunada de tener aquel amor. Se encontraron sentados en un rincón viendo la luna en aquella noche fría y oscura. Él la miró y dijo aquellas palabras, las únicas palabras que podían hacer que todo cambiara como en un pase de magia .. Y así, exactamente as lo dijo: -Tu no eres nada María, tienes mucha suerte de estar conmigo. Pero no tanta como para ser la única en recibir mi amor. Y alise encontraba María completamente desconcertada y desvalorada. Sentía que podía soportar los golpes y las heridas, esas cicatrizarían pronto; pero las heridas del corazón las heridas del corazón no sanan" pensó ella. Corrió al agua y lo miró con una mirada desafiante, él fue detrás de ella y se envolvieron en un beso profundo. El viento se quejaba. Pero luego, ella lo sorprendió tomándolo con fuerza y hundiéndolo por completo en el agua.
Luana De Ávila y Marcia San Martín.
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